Mal momento escoge el gobierno carrerista para dejar sin trabajo a una gran parte de la burocracia estatal. Por un lado irán a incrementar las cifras de desempleados y, por el otro, ocurre en el último año de su gris sexenio.
En el mismo sentido muestra una carencia absoluta del sentido de la gratitud, ya que si hubo trabajadores de gobierno del Estado que se mostraron solidarios con los requerimientos surgidos durante la pandemia, y ayudaron a que el barco siguiera a flote, fueron precisamente los trabajadores contratados bajo el régimen de honorarios, ésos que ahora serán despedidos.
Esto explica en parte la llegada de Jorge Daniel Hernández Delgadillo a la Oficialía Mayor, se necesita mano dura para depurar la nómina estatal, 20% de trabajadores de confianza, y 50% de trabajadores por honorarios.
Muy posiblemente todavía no se deciden a ejecutarlo, porque necesitan mano de obra disponible, y con la mayoría de los sindicalizados vacacionando en sus casas (que todavía se atreven a pedir aumento) resultaría complejo el asunto. Porque miren ustedes, dicen que es austeridad, pero creo más bien que es una forma de lograrle mantener sus prebendas a la burocracia estatal.
Por lo pronto ayer, en un entorno parecido a reunión ejidal, con sillas muy horrenditas, y de tapiz bastante infame –casi como de donación morenista– dio su quinto informe de gobierno, el gobernador potosino. En realidad no sé qué informaría, porque es evidente que mucho no ha hecho, y de cómo él recibió el estado a como lo lleva, pues no hay mucha diferencia.
Y aunque hizo mucho énfasis en lo que se ha hecho en materia de seguridad, pocos creerían que ha sido una buena gestión en ese rubro (en realidad en ninguno), sólo los inocentes, porque seguro ni sus secretarios.
Por cierto, en representación del señor presidente de la República, asistió la secretaria de Gobernación, quien traía un bléiser poco lucidor (a diferencia del Rólex) y que más se asemejaba a filipina de cocinero de café de chinos.
Al inicio del acto protocolario de entrega del informe al Congreso del Estado, se guardó un minuto de silencio en memoria de las víctimas de la Covid, aunque hubiera sido más pertinente que lo guardaran por todos aquellos que han fallecido durante su periodo de gobierno derivado de su mala estrategia de seguridad.
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Como seguramente ya se enteraron, el pasado fin de semana los frenéticos desenfrenados del Frenaaa organizaron una marcha con la finalidad de acantonarse en el Zócalo, y desde allí clamar por la renuncia del inquilino del Palacio Nacional; en un inicio no tuvieron éxito, y fueron detenidos en avenida Juárez, afuera del Palacio de Bellas Artes; sin embargo, esta semana seguramente mientras rezaban el rosario, una banda militar les acompañaba con el “toque a degüello” (https://t.co/KoqbXbcsfB?amp=1) y representados por sus guaruras y trabajadores domésticos, lograron llegar a la plaza, y acampar sobre ella.
Dado el entusiasmo con que emprendieron la acometida, y la guerra casi santa que se echan a cuestas, por Dios y por la Patria, creo que sería conveniente que los frenistas potosinos los imitaran y, al tiempo que dejan de realizar sus rodadas afectándole la vida a cuanto potosino se les atraviesa, acudieran a aquella ciudad en apoyo a sus homólogos de ideales; o cuando menos, tomen plaza de Armas, y hagan allí su plantón a distancia, sirve que vemos nuevas caras, y reemplazamos a antorchistas y burócratas.
A propósito de reemplazos, quien debería poner sus barbas a remojar es el doctor Enrique Márquez Jaramillo, director ejecutivo de Diplomacia Cultural, quien ha sido evidenciado ya en algunas columnas periodísticas por su gris y bien remunerado desempeño. Una más no hace diferencia, pero quizá sí mella, ya que en esta ocasión fue el embajador Gutiérrez Canet, quien le dedicó un detallado texto (https://www.milenio.com/opinion/agustin-gutierrez-canet/sin-ataduras/diplomacia-cultural-opaca-transparencia), en el que da consecución a otro de Eduardo Cruz Vázquez (https://pasolibre.grecu.mx/ilegalidad-en-la-diplomacia-cultural-por-que-asi-marcelo-ebrard/); lea usted y opine, finalmente es potosino y no tenemos por qué hacerlo menos.
Agradezco a mi amigo Julio César Delgadillo Pérez, por su apoyo para obtener el toque a degüello.
Gracias por la lectura; disfrute el inicio del otoño.