La Feria del Libro de Guadalajara llega a su edición 33 y se ha transformado en la mayor del mundo. Son diez días de conferencias, charlas (hoy llamadas “conversatorios”), presentaciones de libros, firmas de autógrafos, presentaciones editoriales y congresos de diversas áreas conexas con el libro y la lectura.
Y hay ventas, muchas. Hay actividades para niños y adultos, para profesionales del libro y todo lo correlacionado. Para cuentistas e ilustradores, comiqueros y fans de las nuevas tecnologías. De lo más comercial a lo especializado, de lo banal a la poesía pura. Tan solo el año pasado asistieron como público más de 800 mil personas y hubo 2280 editoriales de 47 países. Es un mar de gente, literalmente, ruidoso e
Hay muchos premios. En antes llamado Juan Rulfo pasó a ser Premio FIL, y aunque con años de altibajos esta vez tiene gran significado al haberse otorgado al gran poeta David Huerta. El Sor Juana se entregará a la argentina María Gainza, La Catrina para el también argentino Liniers, el José Emilio Pacheco para la mexicana Claudia Cabrera Espinoza. Este año se dará por primera vez el premio Homenaje a la Lucha por los Derechos de las Mujeres de la FIL, muy merecidamente a la periodista Lydia Cacho.
La primera vez que fui a la FIL fue en 1993. Era pequeña, si acaso la décima parte del monstruo que es hoy. La ExpoGuadalajara, sede de la FIL, ha crecido y ha hecho crecer sus alrededores. El hotelito corriente al que llegué aquella primera visita desapareció para dar paso a hoteles de cadenas internacionales, y cada vez hay más lugares en renta por noche o por semana. En aquel entonces había un stand del Archivo Histórico, atendido por el recordado Alfonso Martínez Rosales.
Los costos en la FIL Guadalajara son elevados. Es un (buen) negocio. Si bien se pueden encontrar en la Feria algunas de sus coediciones, desde el siglo pasado la Editorial Ponciano Arriaga de Gobierno del Estado de San Luis Potosí no ha tenido un stand propio en la Feria. ¿Y si se hace cooperacha entre editoriales públicas, privadas e independientes? Un solo stand: San Luis Potosí. Digo, ya entre varios podría promoverse lo que se escribe, dibuja, ilustra y escenifica por estos rumbos.
Son dos las instituciones que participan en la FIL Guadalajara 2019, la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) y El Colegio de San Luis (Colsan). La UASLP mostrará este año 155 títulos, con 10 ejemplares de cada uno, y sus productos de mercadotecnia como chamarras y otros artículos. Su stand ha ganado tres veces el Premio al mejor stand en la categoría Bronce de la FIL (2017, 2016 y 2014). Mañana lunes se sabrá si obtienen el cuarto galardón.
El Colsan —que estará como es tradición en el stand colectivo de la Red Altexto (colectivo de Centros Conacyt y algunas universidades)— lleva más de 600 ejemplares de unos 300 títulos a exhibir, de los cuales 30 son novedades. Presentará cuatro libros y un taller de ciencia para niños. Los libros son Conocimiento, ambiente y poder. Perspectivas desde la ecología política, de Mauricio Guzmán, Leonardo Tyrtania y Claudio Garibay; Cultura, antropología y transformación social desde las políticas culturales de México, Brasil y Argentina, de Laura Cardini y David Madrigal; Sueños de papel y sillar. Proyectos monumentales para San Luis Potosí durante el porfiriato, de Armando Hernández, y Presencia de las mujeres en la construcción histórica del Normalismo rural en México en el siglo XX, de Oresta López y Marcelo Hernández.
Algunas de libros infantiles y juveniles, otras de libros académicos o de alguna especialidad, hay numerosas ferias en buena parte de los estados. Cabría preguntarnos cómo andamos en ese rubro en estos rumbos. Hay dos grandes, la de la UASLP y la de la Secretaría de Cultura, y también empiezan a crecer en algunos municipios. Por lo pronto, pronto será la Feria del Desierto en Matehuala. A ver si ahora sí invitan.
El país invitado este año en la FIL Guadalajara es la tierra del Ramayana y de los Vedas, la India, de donde han surgido autores como Rabindranath Tagore, V. S. Naipaul, R. K. Narayan, Amitava Ghosh, Salman Rushdie y Anita Desai. En ese país donde muchos creen en el karma y en las reencarnaciones, Octavio Paz fue embajador, en ese país Pablo Neruda violó a una mujer. Con sus apabullantes contrastes entre pobreza y desarrollo tecnológico, India es cuna de muchas formas de meditación, de esos diálogos con lo interno y con el entorno que la actualidad insiste en dejar de lado, y un referente de una literatura que deberíamos conocer.
Un ejemplo es el siguiente, de Saint Kabir:
6. La luna brilla en mi interior;
pero mis ojos ciegos no pueden verla.
La luna está en mí, lo mismo que el sol.
Sin que lo toquen,
el tambor de la eternidad resuena en mi interior;
pero mis oídos sordos no pueden oírlo.
Así, en tanto que el hombre reclame el Yo y lo Mío,
sus obras serán como cero.
Cuando todo amor del Yo y de lo Mío haya muerto,
entonces es cuando se consumará la obra del Señor.
Que el trabajo no tenga otro afán que el conocimiento.
Alcanzado el conocimiento, déjese el afán.
El afán de la flor es el fruto;
cuando el fruto madura, la flor se marchita.
El ciervo contiene el almizcle,
aunque no lo busca en sí mismo
sino husmeándolo en la hierba.
Cada año se organizan viajes colectivos a la FIL, de académicos, profesionistas o estudiantes. De San Luis Potosí el sindicato de maestros de la UASLP organiza un viaje de un día completo, por ejemplo. Si se puede, es una experiencia enriquecedora. La FIL Guadalajara es un iceberg: enorme, y lo más visible es lo más comercial. Como en todo, hay que saber distinguir entre lecturas, hacerlas críticamente, buscar lo que no cualquiera percibe entre el gential y los alteros de novedades, reimpresiones y algunos libros que tienen años nomás yéndose a pasear a Guadalajara.
Web: http://alexandroroque.blogspot.mx
Twitter: @corazontodito