Tenemos que hablar

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Apenas han pasado unos días del terrible asesinato de Ingrid, víctima revictimizada de este sistema machista, cuando un nuevo feminicidio ha aparecido en primeras planas y en las redes. Este sábado, a unas horas de que se dio por terminado el Día del Amor y la Amistad, Joselyn, de 17 años, estudiante normalista, fue asesinada y mutilada por quien al parecer es su tío, en Coacalco, Estado de México.

Las fotos del cuerpo de Ingrid y su publicación han sido determinantes para indignar a lo que antes se llamaba opinión pública, pero cada día en México asesinan a 10 mujeres, sean pareja, familia, feligresas, alumnas o desconocidas. Las calles y las casas son inseguras para ellas y esto no se puede negar.

México es uno de los 25 países con más feminicidios, y uno de los 14 de esos 25 que están en América Latina. El macho mexicano ya no lleva sombrero ancho ni anda a caballo, pero la pistola no se la ha quitado del cinto, real o metafóricamente. La noción de propiedad sobre el otro es una de las herencias del amor romántico que conviene revisar, como las pequeñas violencias que aunque no visibles también dejan cicatriz.

La agresión como norma, la burla al físico o a las capacidades intelectuales, al color o a la preferencia sexual. Al nombrar a veces violentamos sin darnos cuenta. Lo valiente suele ser sinónimo de violento y la «defensa de la honra» provoca ofensas a lo puro pendejo, disculpen el latinismo. No tiene mucho que se hablaba del «sexo fuerte», de colores y labores masculinas, y todavía este año se habló y se bromeó sobre «soldados caídos», en referencia a quienes fueron ignorados o rechazados de plano a la hora de declarar sus intenciones amorosas. Los packs, las brechas salariales y la violencia económica son otras caras de este sistema masculino: asesinatos, pornografía, «chistes», piropos y apodos son aún parte de una cultura que no se detiene mucho a pensar en qué es «normal» y por qué lo considera así.

«A nosotros también nos matan», es el argumento de muchos en las redes. «Eso es de viejas». «Anda en sus días». No es fácil reconocer prejuicios, privilegios y carencias. Los hombres necesitamos hablar de esto, en la escuela, en el taller o en el café, y correr la voz entre quienes no tienen acceso a estas pláticas de como se ha subestimado, maltratado y humillado a las mujeres. Es nuestra obligación. Y es que, como bien han escrito muchas, ellas no tienen por qué estar educándonos en ese tema (y en otros).

Hay quienes desde su mismo género caen en lo mismo: «parece puta», es una zorra», «te estaba coqueteando», «tu amiguita». Y bueno, habrá que revisarnos todos esa negación a crecer emocionalmente.

La activista y periodista Frida Guerrera se hizo presente en Palacio Nacional para participar en «La mañanera» del presidente. Ante su primera intervención AMLO trató de darle la vuelta: «hablar de machismo es un anacronismo». Pero la periodista insistió, mientras afuera un grupo de mujeres grafiteó paredes y puertas con leyendas como «Estado feminicida».

Frida, quien no se define como feminista, sino como una mujer «que comunica, escribe y acompaña a las familias de las víctimas», ha logrado resolver casos y recabar información de otros ante la actitud de omisión o complicidad de las autoridades. Tuiteó: «decir la realidad no es faltarle al respeto, aquellos de derecha no se cuelguen de algo que antes no podíamos hacer porque nos levantaban».

Después, en una entrevista, dijo: 

«No fui a atacarlo sino a cimbrarlo sobre lo que está pasando y a decirle que los feminicidios no son temas de modas, ni de atacar a un gobierno, creo que me escuchó y lo escuché. Lo hice con la intención de que se ponga a trabajar y que se arme de un buen grupo de asesores que le digan que no, porque respetar al presidente también es no sobarle la espalda y decirle que todo está bien, sino que se vea que de verdad representa a un gobierno diferente». 

Elisa Godínez Pérez, más conocida en Twitter como Elisa (@tannnit), escribió en Kaja Negra:

«Se requiere dialogar mucho, pero sobre todo escuchar mucho. Necesitamos ser respetuosas y abiertas a la diversidad de posiciones existentes en los feminismos y necesitamos también, quienes así lo estimen pertinente, tener disposición para establecer diálogo con otros sectores, lo que no significa ser condescendientes, ceder o sacrificar rigor en pro de caer simpático y de que «no nos vayan a tachar de feminazis». Cada quien escoge o le toca estar en determinada trinchera, pero hay que siempre tener en cuenta que habrá momentos en los que se requerirá nuestro apoyo. Necesitamos cultivar sororidad, solidaridad y fraternidad.»

No no es fácil, pero desde el gobierno no va a llegar la solución. Tenemos que exigirles, desde las escuelas y las organizaciones, desde los medios y los colectivos. Por más que nos caigan bien, o hayamos votado por ellos, son servidores públicos y tienen que demostrarlo.

Posdata: Mi libro de cuentos Fuera de mí. Eufemismos para ciertas locuras (El Diván Negro, 2020) estará disponible en marzo y se presentará en la Feria Nacional del Libro de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Por lo pronto, desde hace unos días, está en preventa con descuento, en la página de Facebook de la editorial El Diván Negro (https://m.facebook.com/DivanNegro/). Habrá otras presentaciones, otras oportunidades de dialogar sobre ficción, locura y creación. 

https://alexandroroque.blogspot.com

Correo: debajodelagua@gmail.com