Terspícore (y otras musas) en la Guachichila

San Luis Potosí es, durante unos días, como cada año, la casa de Terpsícore, la musa de la danza que conoció estas tierras de la mano de Lila López. Se ha llegado la edición 39 del festival de danza contemporánea que lleva el nombre de la fundadora del primero de este tipo en la entonces llamada «provincia». 

¿Ustedes ya fueron al Festival? Me gustaría leerlos. Me gusta escribir de danza y de otras artes, pero es cierto que falta apoyo a este tipo de reflexiones, que también son información y formación relevantes. Y toda crítica, cierto, es sesgada, porque la objetividad total es imposible, y más tratándose de arte. 

Hoy más que nunca hay que cuestionar qué es el arte y cuál es el que se presenta como oficial, como «el bueno», dados los intereses políticos y económicos que lo acompañan. Porque hay artistas e intelectuales por lo menos «afines» a cada gobernante, porque hay grupos que se comportan como camarillas. También porque hay críticos que se asumen o son asumidos como «la neta del planeta» y sus aprobaciones y descalificaciones son tomadas al pie de la letra por sus seguidores.

La maestra Lila decía que gracias al festival se construyó un público crítico y participativo. Ojalá, que se vea en las funciones, después de ellas y después de los festivales. Ojalá después de los festivales, todos, haya seguimiento, capacitación, debate. Y es que en la danza, en la pintura o en otras artes, nunca son iguales las sensaciones. Cada quien completa el sentido del arte a su manera. Hay que leer y comparar para crear criterios.   

Peter Sloterdijk afirma que “la modernidad es, ontológicamente, puro ser que genera movimiento” (2000: 36). Todo va de prisa, hay movilizaciones y desplazamientos, migraciones y manifestaciones. Las películas de acción de Hollywood a las que nos han acostumbrado, la sincronización y las acrobacias de los grupos de baile extranjeros que suelen presentarse como actos estelares nos hablan de ese movimiento que caracteriza a la modernidad. De lo más reciente, por ejemplo, John Wick 3: Parabellum, con Keanu Reeves.

El cuerpo y el movimiento se disputan el lugar como objeto de la danza, de su estudio y sus intertextualidades. Y así como hay quienes ven la falta de movimiento (acrobacias, giros, sincronización) como una traición, la modernidad como proyecto trunco ve la quietud como amenaza.

Es aquí donde entran en relación con estos cuerpos y su movimiento, o su quietud, profesiones como la crítica y el periodismo cultural. La falta de crítica especializada es una queja constante de los profesionales del arte, no sólo de la danza. Los reporteros culturales suelen estar llenos de eventos y no pueden dedicarse solo al festival en turno. Como en literatura, muchos críticos son los mismos profesionales, invitados a colaborar con un medio, pero son los menos. Pocas revistas sobreviven al segundo o tercer número. 

En los talleres promuevo la escritura de reseñas de arte como ejercicio de síntesis, comprensión y expresión ante un hecho artístico, sea una película, un libro, una obra de teatro o una coreografía. 

Y sí, las más de las veces se escribe desde la subjetividad, pero ¿no es acaso lo que se busca al estar en un escenario? No se piden credenciales al público, o su especialización, sino que se busca influir, entretener, motivar a personas anónimas en la oscuridad de la sala, a eso que se ha llamado tradicionalmente “público en general”. Entre las características que hermanan a la literatura con la danza, Dolores Ponce menciona que “pueden enviarse y ser comprendidos mensajes nunca creados”.

Pero hay quienes se especializan, quienes buscan relacionar la danza con saberes y disciplinas. Así, la filosofía de la danza debe incluir, según David Michael Levin, tres niveles de interpretación crítica: “la descripción fenomenológica de lo perceptualmente visible”, la interpretación histórica (“la dialéctica de su relación con la figura histórica del arte en cuestión”) y su interpretación ontológica, es decir, su explicación de lo invisible en la danza. Hemos avanzado en los primeros dos aspectos, hace falta bordar en el tercero a la par de los filósofos de otras artes.

¿Cómo escribir de danza? ¿Cómo escribe y describe su quehacer quien se dedica a ella? María Paz Brozas Polo advierte que la danza no se trata de virtuosismo, ni de narratividad, es “toma de conciencia del cuerpo y agudización perceptiva de las referencias que sitúan nuestro cuerpo”. 

La danza, como el teatro, es un mensaje que el receptor decodifica a su antojo, según sus conocimientos previos, su contexto, su estado de ánimo. El mensaje, en caso de que lo haya, se codifica en iluminación, escenario, vestuario, trazo escénico, capacidad del bailarín. Para André Lepecki la coreografía es “una tecnología que crea un cuerpo disciplinado para que se mueva a las órdenes de la escritura”; un cuerpo disciplinado para obedecer las reglas de un espectáculo que parece espontaneo, inscrito en los tiempos libres, de ocio, de los espectadores.

Abordamos y desbordamos. Sobreinterpretamos gestos, ademanes, pasos y trastabilleos en la vida cotidiana, en el diálogo cara a cara. ¿Por qué no iba a suceder algo así en la danza?

Yo solo asistí a la exposición de pintura, escultura y fotografía con motivo del festival, y me quedé con muchas dudas sobre las decisiones de los jurados. ¿Qué buscaban y qué vieron? No sé, no me pareció. Vayan a verla, juzguen ustedes y compartan sus opiniones, por favor. Ojalá hubiera más reflexiones, crítica y emociones, de profesionales y todo el público. Que en las funciones que se llevan a los municipios potosinos, se propicie el diálogo. Ante el descenso en espacios y plumas dedicados al periodismo cultural, predominan las semblanzas grupales y los datos oficiales.

¿A dónde vamos? ¿O, al menos, hacia dónde? Que lleguemos es otro problema. La integración de las artes y del conocimiento humano en general es vital para nuestra superación como especie. El premio que hace poco se concedió a Bob Dylan fue entregado antes a una periodista, y años atrás, a un dramaturgo.

¿El premio Nobel de literatura a un coreógrafo? ¿Por qué no?

Posdata: Por lo que me platican, hay varios proyectos culturales en marcha a los que habrá que seguirles la pista. Pocas, quizá, pero siempre hay buenas noticias. 

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