Con eso del avión presidencial y su venta, para lo cual una de las opciones es hacerlo en cachitos, pero de la Lotería, al margen de lo político o de lo administrativo, resulta harto llamativa la cantidad de memes a partir de la frase “Si me ganara el avión…”, y la misma frase resulta interesante.
En el principio era el Verbo, dice la Biblia, pero las conjugaciones, los modos y tiempos vinieron después. Dicen los que saben que en cualquier comunicación verbal, y más en la escrita, lo más importante son el sustantivo y el verbo: la acción y quien la realiza o recibe. Hablar es verbalizar. Lo demás (artículos, adjetivos, adverbios, etc.) es complementario, ayuda a que esos dos componentes hagan llegar adecuadamente al lector/escucha la idea que se quiere transmitir.
Contar algo en pasado no era raro hasta hace poco. El futuro, ni se diga. Cambiaremos, diré, irás, tantos verbos quedarán cada vez más en desuso. Se prefiere los tiempos compuestos a los tiempos simples y el presente al futuro. Fue famoso el caso del reciente premio literario internacional, de los más prestigiados, que apenas en su primera página tiene el auxiliar ‘había’ 33 veces. Las frases hechas nos permiten ver aún que «vendrán cosas peores».
Traducimos literalmente y las frases de otros idiomas van quedándose como las más usadas: el «buenos días», el muy español plural para saludar a alguien por la mañana, ha cedido su lugar al «buen día», en singular, como en alemán, francés o inglés. Buenos días, más amplio, más caluroso.
Cada vez más escribimos y hablamos en presente, ese que llaman presente histórico o narrativo, es decir, la figura teórica conocida como ‘traslación’. El futuro parece no existir, ni siquiera como tiempo verbal. Ay. En lugar de decir: «Cuando termine mi columna, iré a hacer las compras», diré: «Termino mi columna y voy para allá». No es «Te llamaré», sino «te llamo luego». Resultado de la inmediatez de las redes o la urgencia o vicio de sentirnos comunicados todo el tiempo, los tiempos y modos verbales se han ido quedando en la caja de los cultismos.
El «si me ganara el avión…» pertenece a lo que los lingüistas llaman «condiciones prefactuales», en una categoría que une un antecedente en subjuntivo y un consecuente como posibilidad a futuro. Es parte de los usos del subjuntivo, un modo verbal en el que se indica posibilidad, deseo o duda de que algo suceda, a diferencia del modo indicativo (algo «real» que sucedió, sucede o sucederá). Del futuro de subjuntivo solo queda aquello de «a la tierra que fueres, haz lo que vieres».
El hubiera sí existe, el hubiese también. Para comunicarnos no es necesario un gran vocabulario, cierto, pues toda lengua tiende a la economía verbal, pero conocer las posibilidades de la palabra da y dará paso a nuevos horizontes.
En otro tema, aunque puede ser el mismo por lo que toca a exploración del lenguaje, a lo que nos hace sentir, hoy es cumpleaños del poeta Luis Cortés Bargalló, maestro y amigo. De su libro La lámpara hacia abajo, Premio Iberoamericano de Poesía Carlos Pellicer, va un fragmento:
«Corregir. Experto
en corregir sin encontrar
acierto. Dormir
con un ojo abierto
y el otro sumergido
en los errores y rumores
sin remedio.
Maniobra y tijeras
mordisqueando el aire
y sus batallas fantasmales.
¿Hay verdad oculta
en los errores? ¿Evidente con
rascarse hasta la carne viva?
Desviarme del error
y continuar con el desvío.
Eso. Sin atajos. Repitiendo
en un tropiezo
que algo quede —me decía
al oído el hueco el eco
ya trepado en la pared
un clavo flojo el indolente
que imagina todavía
tambaleando. Pero
nada. Eso. Ni su alcance
en desprendidos
que disuelvan posibilidad y
corrección y disyuntiva y
¿otra cosa?
Y en mitad del garabato zafio
y el borrón, el desacierto. Tras
la plana evaporada
y sus disfraces. Te encontré
sin disyuntiva
lejos de la pausa
desligada del retorno
de lomismo en un disloque
—a punta rota. Ahora que
también podría ser feliz
a veces cuando toda tú
quisieras arrastrarme
hasta el cobijo
y la tibieza que devora
error, errares y desvíos.»
Posdata 1: Esta semana se inauguran dos muestras del trabajo fotográfico del maestro Gabriel Figueroa Flores, el martes 21 a las 10 am en el aula magna de El Colegio de San Luis, y el jueves 23 a las 7 pm en el Museo Tamoantzán de Ciudad Valles. Ambas instituciones fueron inauguradas hace 23 años por el entonces presidente de la república, Ernesto Zedillo. Las obras son parte del proyecto «San Luis Potosí: segundos al alba, instantes para una memoria compartida», que coordina Tomás J. Calvillo Unna.
Posdata 2: Como apoyo a la inauguración de la muestra fotográfica estaré en Ciudad Valles del lunes 20 al viernes 25. Se aceptan reuniones para tallerear, asesorías, planeación de proyectos culturales y periodísticos, recomendaciones, bodas y bautizos. Allá nos vemos.