La percepción ciudadana en materia de seguridad, cada vez queda más clara, es diametralmente opuesta a la experimentada en palacio, por el gobernador, sus ujieres y edecanes. Habrá quienes me corrijan e indiquen que son secretarios, asesores, y directores, pero así yo los percibo: del gober para abajo, pues, todos entran en la categoría de empleados económicos, aunque los salarios devengados evidencien sus angorinos cargos en el organigrama palaciego.
Resulta que, según el senescal de palacio, la resolución de delitos no es selectiva; o sea, el crimen de Aurelio Gancedo se resolvió en menos de una semana, pero no fue por exigencias y presiones, sino porque la instancia investigadora, la policía ministerial, logró recabar una sólida cantidad de pruebas que le permitieron dar pronta salida al caso.
Se reafirma lo que ya sabíamos, las exigencias y reclamos de la ciudadanía, no les interesan, no la de los potosinos de cédula cuarta, no si no se es político, o no se posee apellido de prosapia.
La forma en que fue resulto el crimen, claro que enorgullece al fiscal y a sus muchachos; no es para menos, desde luego, el tiempo fue record y todos lo percibimos, pero ha comenzado a despertar cierta suspicacia en algunos sectores, como el eclesiástico. La cosa, por lo pronto, ya está en manos del aparato procurador de justicia; a ver si no aparecen anomalías.
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Los vientos del día jueves parecieran un presagio de los tiempos sucesorios que se avecinan; los ventarrones harán caer árboles lo mismo secos que frondosos. Tampoco nos adelantemos, no aludo candidaturas para cargos de elección popular, sino otro de alta importancia, la rectoría universitaria.
La encuestas que ubican a los posibles candidatos a rector, circulan por toda la UASLP; en todas hay un factor común, cualquiera –hasta los intendentes– tienen mayor aceptación que el arquitecto que firma como rotulista.
Regresando a los enfurecidos aires del jueves, es necesario reconocer la rapidez con la que actuaron las cuadrillas de Servicios Municipales, y no es que sean muy eficientes, que en esta ocasión lo fueron, lo que pasa es que se encuentran ya muy curtidos en el arte de la tala indiscriminada.
Hasta algunos arbolillos, de esos que se confunden con arbustos de ornato, fueron sacados de cuajo. Por cierto, que renuncia a la Fiscalía Anticorrupción, el junior Vera, que porque nunca se le dio a su encargo la seriedad que merecía, y nunca tuvo el apoyo humano y material necesario para realizarlo. Como si fuera a hacer mucho; más le dejará una diputación.
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Y miren ustedes si no son enternecedoras las declaraciones del alcalde Nava, al señalar que se fue de gira a la Huasteca porque no era día laboral. Como si eso fuera impedimento, a poco olvidó que justo unos días antes anduvo en la marcha siciliana llevando la representación de su abuelita. Creo recordar que también era día laboral aquella ocasión en que, junto con otros alcaldes fifíes, fueron rociados con agua de zorrillo afuera de palacio nacional.
Algo tiene el señoritingo Nava, que nomás no convence; ahora fueron los comuneros de San Juan de Guadalupe, los que dicen que no supo darles respuestas, y ni siquiera cómo tratarlos. Ciertamente no se le paga por ser simpático –y qué bueno, o no recibiría remuneración alguna–, sino más bien por no resolver problemas ciudadanos.
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Por cierto, ¿ya se dieron cuenta que para salir de las carreteras a México, y Río Verde con rumbo a la Diagonal Sur, se avanza con mayor fluidez, utilizando los carriles bajos del distribuidor Juárez?
Se nos fue enero; no abusen mañana de los tamales.