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Luego de su vuelta al horario habitual a partir del pasado 29 de septiembre, los dos parques Tangamanga de la capital potosina registraron ayer domingo una nutrida asistencia de familias que buscaron recuperar algo de la convivencia social que existía antes de la pandemia.
Por primera vez en varios meses, hubo menores de edad y personas adultas mayores que, en compañía de sus familiares, pudieron volver al disfrute de algunos juegos infantiles y áreas verdes, sin embargo, la falta de control por parte del personal administrativo a cargo de la regulación del uso de los parques, permitió reuniones tales como carnes asadas.
La idea original de la reapertura, consistía en seguir la indicación de las autoridades sanitarias para generar un protocolo sólo para actividades esenciales de esparcimiento y con estrictas medidas de distanciamiento social. Por lo menos este domingo no se cumplió así, se detectó poco control del filtro sanitario a la entrada en cuanto a la toma de temperatura y aplicación de gel antibacterial.
En pocos días, la administración del parque se olvidó de que el protocolo establecido para reiniciar funciones se refería sólo a la reapertura para espacios de activación y movilidad, sin embargo, de la activación física pasaron a generar espacios de recreación en los que incluyen el desarrollo de fiestas y de carnes asadas en espacios que si bien están abiertos, concentran personas que colocan a los asistentes en riesgo de contagiar o contagiarse de enfermedades de transmisión respiratoria.
Si bien la Organización Mundial de la Salud ha advertido de rebrotes y en el caso de México nos encontramos en el apogeo de la pandemia de coronavirus COVID-19, pareciera ser que esas advertencias no existen. (Con información de Martín Rodríguez y Leonel Mora).
