Mágica noche

Son las ocho de la mañana.
La sangre, la psiquis y el alma, han descansado lo suficiente. El cuerpo se reincorpora con el vuelo de alguna ave, con el zigzagueo de la mariposa, con el canto del gorrión. Miles de mortales volverán hoy a sus casas, nadie sucumbe a la idea de no volver. Largos vuelos, grandes trenes y kilómetros extensos han tomado muchos para volver a su hogar. No importa cuando, no importa qué, no importa cómo... Lo harán. Porque a todos nos mueve la fe y la esperanza, porque habemos muchos que vamos a ver a nuestros hijos o a nuestros papás y hermanos después de muchos meses en la distancia, en la espera, en el sosobro. Dios es grande y Dios es bueno, ayudará a muchos a llegar a su destino con bien. Para celebrar Navidad, una fiesta religiosa que conmemora el nacimiento del niño Jesús y que para muchos también significa una nueva oportunidad de volver a nacer. Un buen pretexto para reunirnos en casa, la mejor coartada que nos da la vida para volver al nido, y abrazar a los seres queridos. Hoy es un día de ilusión, de reencuentro, de apapachos, de apretujones, de agradecerle al Cielo porque estamos vivos, de lanzar una oración por los que ya no están. Es época de perdonar y reiniciar. Si logras sanar tu alma está noche, si logras dejar ir con amor, si logras dejar entrar con fervor... Cariño entonces, tendrás la mejor navidad de tu vida.
Felices fiestas, te desea tu amiga:
Cale Agundis
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