Un vino de 100 años
Rioja (1925), antes que Jerez/Xeres/Sherry (1935), es la Denominación de Origen más antigua de España; la primera en lograr la D. O. Calificada, en 1994, antes que la segunda (y única en conseguirlo hasta hoy), Priorat, en el año 2000. Más allá de esto, durante la mayor parte del Siglo XX, el riojano y los jerezanos fungieron como representantes del vino español en el mercado internacional, con algunas excepciones como la bodega Vega Sicilia, que todo mundo conocía, pero cuya región de procedencia, Ribera del Duero, no se constituiría como D.O. hasta 1982.
La Rioja ha evolucionado mucho desde su estatuto, sobre todo en las últimas décadas: desde la crisis comercial, que no cualitativa, que experimentó en los años 70, seguida del reto que supuso la explosión de nuevos competidores en el mercado más amplio, como Ribera y Priorat en los 80 y 90, situación que provocó el desarrollo de nuevos estilos, llamados “vinos de autor”, “vinos de alta expresión”, “riojas nuevos” o “modernos”, etc.; luego la irrupción de Toro, Bierzo y otras regiones nuevas para el aparador mundial durante el presente siglo; hasta la nueva normativa establecida en los años más recientes. Esta D.O. se ha diversificado mucho, tanto que ahora es frecuente escuchar, para referirse al estilo riojano más antiguo, epítetos como “rioja clásico” o “rioja tradicional”.
Esta larga historia de Rioja nos ofrece una oportunidad que pocas regiones en el mundo pueden darnos: la de experimentar la evolución de los vinos, del terruño en cada uno de sus componentes, a través de las épocas. Al catar vinos de Rioja de distintos decenios, podemos vivir esa historia, pero no sólo la particular, podemos paladear la historia del vino en general, que es historia de la cultura.
Afortunadamente, los grandes vinos riojanos están entre los más longevos del mundo, y, junto a ello, existen bodegas familiares que no han cambiado de manos en muchas décadas, desde su fundación. Entre el puñado de bodegas históricas de Rioja, hay algunas en las que la evolución ha sido mínima: siguen haciendo sus vinos de una manera muy similar a como los hacían en 1924, como López de Heredia; y existen otras que se han ido adaptando un poco más a los tiempos y a las tendencias, como Murrieta o Riscal; incluso están las que no son ni la sombra de sus antiguas glorias, como Paternina.
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Marqués de Riscal es un icono de la viticultura española, especialmente para México. Si eres Boomer o Generación X, recordarás algún familiar que siempre ordenaba los mismos vinos en el restaurante: Riscal o Gran Sangre de Toro, si se trataba de tinto; Monopole para los señores y Diamante para las señoras (por alguna misteriosa razón se asociaba el gusto femenino con el vino semidulce y el masculino, con el seco), si ameritaba blanco.
Para celebrar el 100 aniversario de la DOCa Rioja hemos planeado celebrar un par de maridajes con botellas históricas de este símbolo riojano, Riscal, así como lo hizo la propia bodega hace unas semanas, cuando descorchó para el Rey Felipe VI su añada 1925 durante el acto institucional del centenario. Realizamos el primer evento hace siete días, catando la botella de 1925 junto a 1978, 1986, 1998 y 2001, y pronto haremos lo propio en la Ciudad de México, con una cata en donde habrá la última oportunidad de subir a esta máquina del tiempo, conocer a profundidad esta bodega, esta D.O. y visitar algunas de las cosechas más importantes de distintas décadas, junto a otro ejemplar que cumple también un siglo. Una vez que esto suceda, prometo contarte ambas experiencias, caro lector, pero de entrada te digo que la primera botella fue inolvidable. Escríbeme si te interesa oler el aire de aquellos tiempos, de apreciar la sensibilidad de otras épocas, de escuchar las voces que reverberan desde el pasado, de entrar en un museo vivo, de caminar entre los pilares del universo.
@tusimposiarca
@anticuariodevinos
aloria23@yahoo.com
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