logo pulso
PSL Logo

Un siglo en la memoria: la vida de Doña Mere

De las labores del campo a la fortaleza de la familia, el testimonio de Hermenegilda Ruiz Cruz en sus 100 años

Por Flor Martínez

Septiembre 02, 2025 03:00 a.m.

A
Un siglo en la memoria: la vida de Doña Mere

Hermenegilda Ruiz Cruz, mejor conocida como “Doña Mere”, celebró el pasado 13 de abril su cumpleaños número 100. Nacida en el año 1925, prácticamente toda su vida ha vivido en Estación Ventura, localidad de Soledad de Graciano Sánchez, ubicada a 35 minutos de la zona centro de San Luis Potosí. 

Aunque en su infancia residió en La Pedrera, muy cerca de Ventura, antes de mudarse con sus padres a la zona que hoy la ha visto envejecer. 

Debido a su avanzada edad, doña Mere escucha solo a quienes le hablan fuerte y muy cerca de su oído derecho, aunque sus hijos le compraron un aparato auditivo, señalan que realmente no le funcionó; sin embargo, ello no le impidió responder a preguntas sobre algunas de sus vivencias en sus diferentes etapas de vida. 

Durante la entrevista, Ruiz Cruz recordó que no tuvo la oportunidad de asistir a la escuela en su niñez, ya que las instituciones educativas eran escasas. Aprendió poco a leer y escribir, pero sus conocimientos eran limitados. La actividad principal de sus padres para llevar el sustento era la actividad en el campo.

¡Sigue nuestro canal de WhatsApp para más noticias! Únete aquí

“Mis papás siempre trabajaron en el campo, sembrando maíz y frijol, y cuidando animales”, relató. 

Señaló que durante la infancia y juventud, tuvo la influencia de parte de su papá hacia San Antonio de Padua, una tradición familiar que persiste hasta hoy, debido a que se han encomendado a él. 

Hermenegilda es madre de 11 hijos, de los cuales sobreviven 8. Además, cuenta con 20 nietos que la visitan con frecuencia, y asegura que todos son igualmente queridos para ella. 

Relató que su esposo se dedicaba al trabajo agrícola y al cuidado de animales, labor que compartían ambos para sacar adelante a su familia. 

A pesar de su edad, se mantiene activa y disfruta de actividades sencillas como ver televisión; antes podía bordar, cuidar sus plantas y animales. También recordó haber pasado por algunas enfermedades, una de estas fue una infección en un brazo, cuya fecha dijo no recordar exactamente. 

La matriarca 

de Estación Ventura

J. David Ruiz Ruiz, de 66 años de edad, hijo de Doña Hermenegilda, recuerda con orgullo y emoción la vida de su madre, quien este año celebró sus 100 años en compañía de toda su familia. 

Compartió que ese día, su madre estuvo rodeada de su familia; entre hijos, nietos, bisnietos y tataranietos celebraron un año más de vida de su mamá en lo que él define como una bendición. 

“Para nosotros es una bendición que Dios todavía nos permita tenerla con nosotros”, comenta David, quien junto con su hermano Ausencio, de 70, se encarga del cuidado diario de su madre. 

En el festejo de sus 100 años, relató que su mamá no tenía mucho ánimo de una fiesta, sin embargo, fue convencida: “A mi mamá no le gustan las fiestas, así que lo planeamos para que se sorprendiera. Fue culpa de los nietos que viven en Estados Unidos, les dijimos que ellos querían reconocerla, y así lo aceptó”. 

La reunión congregó a la mayoría de sus nietos y tataranietos, cerca de 80 familiares, en un homenaje que aseguró reflejó la cooperación y el afecto que siempre se ha tenido hacia la matriarca. 

Asegura que la familia Ruiz Ruiz, originalmente de once hijos, mantiene hoy unida la esencia de esa generación; ocho de ellos aún viven. 

Cien años de sabiduría

A pesar de los años y de algunas dificultades de salud, su madre conserva una memoria clara y sigue reconociendo a cada miembro de su familia. Gracias a su vigilancia, ha podido sortear complicaciones derivadas de hipertensión, diabetes y caídas que la han llevado a ser operada de cadera dos veces. 

David contó que, pese a estas situaciones, ella sigue siendo autónoma en su alimentación y movilidad, siempre bajo la supervisión de sus hijos. 

La historia de esta familia está entrelazada con la del municipio. El abuelo de David, Emilio Ruiz, trabajó como capataz en las fábricas de cal y en la construcción de la vía férrea San Luis-Tampico, señala que su madre creció en un entorno donde la educación y la devoción religiosa tenían un papel importante. 

Ya que desde niña participó en la organización de pastorelas y celebraciones de San Antonio de Padua. 

“Estamos hablando de 1930, entonces ella convivió con las hijas de los patrones, si ella se acuerda cómo eran, cómo vestían.  Ellos venían en carros de los de antes, y entonces empezaron la iglesia, porque ellos trajeron a San Antonio, trajeron la imagen de España, un cuadro en pintura. A un lado del trabajo hicieron unos cuartos y ahí era donde ellas iban, les daban algo de clase, enseñaban a leer y a escribir.”

Relató que la longevidad parece ser un rasgo hereditario, pues dijo que la abuela paterna de doña Mera falleció a los 104 años. 

Y aunque los registros civiles eran limitados en la  infancia de Hermenegilda, la familia pudo confirmar su fecha de nacimiento a través del acta de bautizo en Villa Hidalgo, un documento que se convirtió en referencia para celebrar su centenario. 

A diferencia de su padre, quien falleció a los 84 años de edad, luego de padecer durante 13 años de Alzheimer, indicó que Hermenegilda estuvo en todo momento al cuidado de su esposo, su padre, quien señala incluso llegó a maltratarla cuando bebía alcohol; pese a ello, su madre siempre estuvo hasta en los últimos días junto a él. 

Mencionó que de sus hermanos fue el único que estudió una carrera profesional, pues anteriormente en las familias lo primordial era seguir los pasos de sus antepasados, estar al cuidado de las tierras y los animales; sin embargo, él se interesó en la educación, logrando concluir la licenciatura en educación primaria. 

Con alegría dice estar orgulloso de su madre, quien junto a su padre los sacó adelante realizando labores de campo y de casa, pero siempre al pendiente de ellos.

“Cuando está un poquito delicada de salud, pues sí, tiene un poquito de dificultad, pero en cuestión de su razonamiento, se acuerda. Hay veces que a nosotros se nos olvida qué vamos a hacer y ella nos recuerda: ya hiciste esto y lo otro.” 

Actualmente sus salidas son para chequeos al doctor, aunque todavía puede caminar y sostenerse con apoyo, prefieren moverla por su seguridad en silla de ruedas. 

“Estamos orgullosos y bendecidos de que todavía esté con nosotros”, 

afirma David.  Su relato refleja no solo la historia de una mujer que alcanzó un siglo de vida, sino también la fuerza de la familia que la rodea, capaz de mantener la unión familia.