Reflexiones feriales
Para entender nuestro presente, siempre será de la mayor importancia retroceder al pasado para aproximarnos a indagar las razones del porque somos como somos.
Herodoto a quien Cicerón llamó el Padre de la Historia, se ganó a pulso esa paternidad al haber realizado quizá el que fuera el primer análisis sistemático del pasado tratando de explicar la relación causal de los acontecimientos que vivió en su época, lo hizo a través del estudio de las Guerras Médicas y, gracias a sus resultados, hoy podemos afirmar que la historia no es lineal sino cíclica, es decir, que una vez que se cumplen ciertos hechos estos vuelven a ocurrir, claro bajo otras circunstancias pero con bastantes semejanzas, esta tendencia humana no ha dejado de cumplirse, lo que convierte a la historia en la mejor aliada predictiva de acontecimientos.
Mire Usted, este viernes en San Luis Potosí dio inicio la Feria Nacional Potosina, miles de personas se dieron cita en el recinto ferial, mucha fiesta, mucho ruido, pero yo le aseguro que muy pocos, casi le aseguraría que menos de diez personas se preguntaron, bueno y ¿quién inventó las ferias?, ¿por qué estoy aquí?, ¿para qué sirven estos eventos?.
Entonces la historia nos comienza a dar respuestas que hacen todo sentido a todo lo que ocurre en días feriados, primero entender que las ferias tienen un origen europeo, específicamente en la Edad Media, en la que el trueque de mercancías y productos de distintas regiones feudales comenzó a ser el motor económico del comercio, actividad que poco a poco dio vida a una clase social -todavía emergente en aquella época-, conocida después como la burguesía, que le diera vida a una novedosa forma de intercambio a partir de metales valiosos (oro), sentando el origen del sistema financiero que hoy nos rige.
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Por supuesto aquellos incipientes mercaderes medievales, -que luego se convertirían en ricos burgueses después del asalto al poder en 1789-, no podían efectuar estas festividades sin el visto bueno (bendición) de la otrora poderosa Iglesia Romana, por lo que, las ferias medievales fueron una simbiosis entre festividades paganas con una ligera pizca de religiosidad, haga de cuenta Usted entrañable lector que era algo así como ir hoy a una boda, se va muy bien portado a la misa de una hora y se revienta seis horas o más de jolgorio entre baile y vino.
Luego, esas tradiciones llegaron al México Virreynal y si Usted creía que nuestras ferias más antiguas son las de San Marcos Aguascalientes o Lagos de Moreno, anda muy equivocado porque las primeras festividades de ese tipo de las que se tiene registro ocurrieron en los dos puertos más importantes de la Nueva España: Acapulco y Veracruz, entonces imagine Usted las pachangas feriales que se armaban, marineros que transportaban las mercancías más exóticas de su tiempo provenientes del oriente, con una Nao China -libre de aranceles,- más el sabor tropical de la música afro, mezclados con los sones y ritmos indígenas del pacífico y del golfo, aquellas se convertían en unas tremendas bacanales auspiciadas con el sabor del auténtico ron de caña que ya se comenzaba a comercializar a pesar de la prohibición existente por la Corona Española.
Así, las ferias fueron poco a poco convirtiéndose en tradiciones de cientos de pueblos y ciudades por todo el virreynato para transformarse, luego de la independencia, en festividades muy similares a las que ahora conocemos, prevaleciendo el sincretismo religioso pagano originado desde el medievo, pues muchas de estas ferias coinciden con la fecha del santoral pueblerino, como ocurre en Aguascalientes y aquí mismo en San Luis.
De modo que, a partir de un ligero pero bien documentado análisis, se puede conlcuir que las ferias son lo que son y no lo dejarán de ser (pura pachanga) quizá por mucho tiempo, pero mire Usted, a propósito de que la historia es cíclica y no lineal, en el virreynato la iglesia de entonces impulsó la prohibición en cualquier festividad, de bailes como el jarabe o el baile de los panaderos (ambos de corte erótico según los prelados de la época), y ¿sabe que pasó?, ambos se hicieron todavía más populares.
Moraleja: nunca despreciemos las lecciones de la historia, esas ahí están, sólo hace falta leerlas, entenderlas e interpretarlas, el no hacerlo nos coloca en riesgo de que la historia se repita y cualquier parecido con la realidad no será mera coincidencia.
Lo sigo leyendo en este correo:
jorgeandres7826@hotmail.com.
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