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Impuestos e imposiciones

Por Alexandro Roque

Octubre 19, 2025 03:00 a.m.

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Impuesto es una contribución obligatoria al Estado para que funcionen el sistema y sus servicios. O sea se impone. Imponente a veces es lo que se siente quien pone un impuesto. Impostor, pues...

Luego de que la Cámara de Diputados acordó gravar los sueros orales y bebidas electrolíticas con azúcares añadidos o edulcorantes con 3.08 pesos por litro a partir del 1 de enero del 2026, se dio una campaña pagada en redes sobre los males que provocan esas bebidas rehidratantes. Influencers y medios a modo casi dijeron que la Coca Cola es mejor. La intención de estos impuestos es reducir el consumo 7 %, pero también recabar uno 41 mil millones de pesos para, supuestamente, fortalecer el sistema de salud.

Electrolit tiene el registro registro sanitario COFEPRIS 90127 SSA VI como “medicamento suero oral para la prevención y tratamiento de desequilibrios hidroelectrolíticos leves a moderados”. Se fabrica desde la década de 1950, cuando el médico tapatío Miguel Álvarez Ochoa creó la fórmula de rehidratación para combatir una epidemia de cólera en México.

Los pretextos para la recaudación a veces rayan en lo absurdo. Todos o casi todos estamos conscientes de que el Estado necesita capitalizarse para brindar servicios, pero lo de poner impuestos “saludables” porque ciertos productos no son medicinas o disque para reducir su consumo (léase comida chatarra o cigarros) es ridículo. Igual lo es que en todas partes pidan actas de nacimiento recientes, como si uno no hubiera nacido nomás una vez. Y así podemos seguir. Comparadas, las ocurrencias y decretos (“porque lo digo yo”) de Donald Trump ya no parecen tan locos.

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Ante el nuevo impuesto de 8 % a los videojuegos con contenido violento, la diputada Irais Virginia Reyes, de Movimiento Ciudadano, se lució en la tribuna: “Jugar no es una enfermedad. Plantear lo contrario es una falta de respeto, una visión conservadora y moralista”. Y agregó su fatality: “Nadie se vuelve criminal por sobrevivir al apocalipsis en The Last of Us. Nadie termina la delincuencia por lanzar un fatality en Mortal Kombat. Y nadie se convierte en narco por atrapar criaturas en Pokemon”.

La centralización de las decisiones ha acabado con otro ente autónomo: desde ayer cerró sus puertas el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), árbitro de usuarios contra Telcel, AT&T, Total Play y Megacable, entre otras. Sus funciones eran revisar solicitudes y otorgar concesiones, regular el espectro radioeléctrico, promover la competencia y proteger los (casi desconocidos y por ello vulnerables) derechos de las audiencias. 

En su lugar, el Senado dio su visto bueno a una Comisión Reguladora de Telecomunicaciones (CRT), adscrita a la Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones del Ejecutivo Federal. El último mensaje del IFT fue: “Durante más de una década trabajó con firmeza, independencia y compromiso para impulsar el desarrollo eficiente de las telecomunicaciones. Nos despedimos con orgullo por lo construido y con un profundo agradecimiento a la sociedad por la confianza depositada”. 

La semana pasada hablábamos de premios. Y en literatura también hay premios impuestos. Uno de los más oprobiosos ha sido el que otorga el monopólico grupo Planeta. Este año se lo dieron a Juan del Val, de quien he leído unos cuantos párrafos y no se me antoja leer más. Es un premio entre amigos presentado como convocatoria abierta, solo para crear y promover la imagen pública de la empresa (sí, como tantas convocatorias para plazas académicas y puestos directivos, los he visto). 

Nos comparte Triunfo Arciniegas en FB: “En 1994, Camilo José Cela ganó el Premio Planeta con una novela robada, La cruz de San Andrés. […] Cela le hizo unos retoques a una novela ajena y Planeta le concedió el premio. El Premio Planeta se concede de antemano. No hay un escritor que rechace un regalo de un millón euros. No lo hicieron Vargas Llosa ni Cercas ni Cela. La única excepción fue Miguel Delibes, ante quien me quitó el sombrero. Un caballero”. 

http://alexandroroque.blogspot.com

Correo: debajodelagua@gmail.com

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