Mirador
A mi paso por la Escuela de Periodismo de la Universidad de Indiana me aficioné grandemente al futbol americano colegial.
Suele decirse que en Estados Unidos una universidad es un estadio de futbol con algunas escuelas a su alrededor. La frase, aunque hiperbólica, tiene algo de verdad. La pasión por ese deporte es tal que el coach del equipo de casa suele ser figura más importante que el presidente o rector de la universidad.
Este sábado último vi en la tele el juego entre los equipos de las universidades de Indiana y Ohio. El encuentro tenía importancia capital. Podría perderme el final de la Copa del Mundo, pero éste no me lo podía perder: desde 1967, año de mi estancia en Indiana, los hoosiers no ganaban un juego de relevancia tal.
Se llevaron éste en forma emocionante, contra un conjunto que parecía superior y que lo estaba dominando. Me alegró ese triunfo, pues me llevó otra vez a los pasados tiempos. La nostalgia es uno de los regalos que los años dan a cambio de todo lo que quitan.
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