Indígenas piden justicia tras colapso de represa

Bogotá, Col.- Una semana antes de lo que el pueblo indígena Krenak ahora llama “la muerte del río”, dicen que podía sentir que se acercaba. Los pájaros dejaron de cantar, el aire se volvió pesado y un silencio inusual se asentó sobre su aldea en Minas Gerais, un estado del sureste de Brasil donde las colinas boscosas dan paso al serpenteante río Doce. Luego, el 5 de noviembre de 2015, llegó el lodo.
Una represa minera propiedad de Samarco, una empresa conjunta entre la compañía brasileña Vale y el gigante anglo-australiano BHP Billiton, estalló río arriba cerca de la ciudad de Mariana, desatando un torrente de desechos tóxicos de mineral de hierro. Sepultó a la comunidad cercana de Bento Rodrigues y arrasó el valle del río Doce, matando a 19 personas y contaminando vías fluviales durante casi 600 kilómetros antes de llegar al Océano Atlántico.
El desastre de Mariana vertió un estimado de 40 millones de toneladas de desechos mineros en la cuenca del Doce, devastando uno de los sistemas fluviales más antiguos de Brasil, cuyo valle ha dado forma al paisaje de Minas Gerais durante millones de años.
Diez años después, la reconstrucción y las reparaciones se han demorado debido a disputas legales, y el río sigue contaminado por metales pesados. Las comunidades locales dicen que poco ha cambiado, incluso cuando Brasil se esfuerza por definirse como un líder de la política climática global y alberga la cumbre climática COP30.
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